Fiebre, madera de balsa y pandemia en territorio achuar

Share

Ӿ

Los autores, periodistas indígenas locales, cuentan, desde lo más profundo de la Amazonia ecuatoriana, cómo la explotación industrial de la madera de balsa en el periodo de la covid-19 se ha convertido en plaga. Las comunidades reaccionaron prohibiendo la extracción en su territorio y piden acción a las autoridades

EL PAIS
ANDRÉS TAPIA, BRYAN GARCÉS Y LENIN MONTAHUANO
12 de febrero, 2021

Nota a los lectores: EL PAÍS ofrece en abierto la sección Planeta Futuro por su aportación informativa diaria y global sobre la Agenda 2030. Si quieres apoyar nuestro periodismo, suscríbete aquí.

La pandemia de la covid-19 fue el pretexto que encontraron las empresas extractivas para continuar explotando los territorios indígenas con más intensidad, mientras todo el mundo está mirando hacia otra parte.

En la Amazonía ecuatoriana, por ejemplo, se disparó la tala indiscriminada de la madera de balsa, ejerciendo una gran presión sobre la cuenca media y baja del río Pastaza, en el territorio de la nacionalidad achuar, así como el de otras como la kichwa, shuar y waorani; una presión que pone en evidencia hasta qué punto los impactos derivados del extractivismo en la región amazónica están siendo desastrosos estos días.

Además, en medio de una emergencia sanitaria, las afectaciones sobre la población local son aún mayores. En la Amazonía del Ecuador la fiebre de la balsa, con la llegada de cientos de madereros para tala masiva de esta preciada madera amazónica, se convirtió en el fatal foco de contagio del coronavirus en las comunidades indígenas amazónicas.

Madera de balsa, preparada para su procesamiento.
Madera de balsa, preparada para su procesamiento.PABLO ALBARENGA

Ante el creciente impacto de la fiebre de la balsa en el centro de la Amazonía, provocada por la altísima demanda internacional de esta madera, ligera y muy resistente a la vez, que se utiliza para la fabricación de las aspas de los generadores de energía eólica en Europa y en China, junto a mis colegas Bryan Garcés y Lenin Montahuano, el equipo de comunicación de la Confeniae Lanceros Digitales se decidió a documentar esta realidad a través de visitas a terreno, principalmente al territorio achuar

Ingresamos por la vía Chico Copataza y ya en el trayecto fuimos viendo al menos unos cinco camiones llevando listones de la madera de la balsa, con presencia de personas que no eran indígenas, sino de otros países. Atendiendo a la petición del líder achuar, empezamos a llevar un registro audiovisual de todo lo que ocurría en el territorio. Cuando arrancamos el recorrido con nuestro equipo para documentar la situación ya vimos camiones cargando y descargando balsa, lanchas transportando la madera, personas entrando y saliendo.

Ya en el trayecto en canoa en el río Pastaza, observamos cómo decenas de personas se concentraban en cada una de las islas que existen a lo largo de este gran río, justamente cortando los árboles de balsa más grandes para sacar más listones, para lo que contaban con campamentos de unos dos kilómetros cuadrados en cada isla, apostados en las márgenes y riberas del río. Esto era solo el inicio, la situación iba a complicarse más adelante.

“No existe autorización para sacar balsa de nuestro territorio, no he dado esa disposición, señores”, afirmaba Tiyua Uyunkar, presidente de la nacionalidad achuar del Ecuador, que nos acompañaba en nuestro recorrido, mientras observaba la efervescencia de la extracción balsera. “La tala debe detenerse inmediatamente porque pone en riesgo la conservación de las orillas de nuestros ríos y esto puede luego desatar inundaciones que afecten a nuestras comunidades. Mantendremos asambleas con los presidentes de las asociaciones y comunidades porque este es territorio comunitario y el pueblo debe tomar decisiones”, decía Uyunkar, mostrando una preocupación bien visible.

En este y otros recorridos, visitamos hasta 15 campamentos ilegales establecidos en las islas del río Pastaza. Y esto solo en lo correspondiente al territorio achuar. Sabemos que en otras zonas, como la kichwa y waorani, de igual manera la fiebre se ha disparado y se encuentran puntos similares de explotación a lo largo de distintas cuencas hidrográficas.

Pero además de la tala indiscriminada de esta valiosa madera, se ha podido observar en las comunidades otros fenómenos de degradación derivados y propios de actividades extractivas. Prolifera la prostitución, el alcoholismo y la desintegración social.

Combatir la fiebre de la balsa

En la comunidad de Sharamentsa, ubicada en el territorio achuar del bajo Pastaza, se ha decidido no talar los árboles de balsa y mantener la protección permanente de las islas y los animales que las habitan, ya que forman parte del balance ecológico de la zona. Además, se ha decidido llevar a cabo distintas alternativas económicas a la balsa como son la producción de alimentos, la educación y el turismo. Sharamentsa es una comunidad ecológica modelo que ha decidido resistir.

Arcoriris sobre Sharamentsa, en territorio achuar.
Arcoriris sobre Sharamentsa, en territorio achuar.FRANCESC BADIA I DALMASES

Nantu Canelos, joven líder indígena de Sharamentsa, nos relató las actividades que, junto a varios comuneros, desarrollan como alternativa para proteger este rincón biodiverso de selva amazónica. “Hoy día hemos realizado una actividad importante para nuestra comunidad, hemos contabilizado balsa y el área de las islas de nuestro territorio que están permanentemente siendo defendidas por la comunidad achuar. Cuando iniciamos las actividades de conteo, encontramos que las islas son el refugio de diferentes aves y animales. Son también lugar de reproducción de la fauna. Encontramos diferentes huellas de animales como el jaguar, venados, capibaras y también de aves de diferentes especies como garzas, loros y guacamayos. Con esto quiero manifestar que no estamos solamente nosotros en la lucha por estos animales, sino que esta biodiversidad es la que actúa dentro de la selva cumpliendo la función de siembra, dispersión de semillas y de esta manera reproducen la vida”.

En los días que estuvimos allá, el presidente de la comunidad convocó a una asamblea para tomar decisiones ante la crisis de la fiebre de la balsa. Primero, en la madrugada, se congregaron para la tradicional toma de guayusa Wais umamu, bebida tradicional energizante para mantener fuerte el espíritu durante la jornada de trabajo. Horas más tarde, se concentraron en la casa comunal de Sharamentsa delegados de las diferentes comunidades aledañas. Para dar inicio al evento con el saludo ancestral, extendieron sus lanzas unos frente a otros, sentados en bancas de madera con formas de animales, al tiempo que se saludaron con frases vigorosas en su lengua nativa.

El ecosistema en el bajo Pastaza es tan inmensamente rico como frágil, y la agresión que está suponiendo la fiebre de la balsa puede acabar con el equilibrio que conserva desde hace miles de años

La asamblea planteó un intenso debate sobre la necesidad de conservar el bosque del que han dependido históricamente las familias de las comunidades como fuente de vida y subsistencia, por lo que entienden que una explotación indiscriminada que atente contra el bosque pone en peligro la supervivencia de las actuales y futuras generaciones.

Tras deliberar muy seriamente, las comunidades resolvieron suspender la extracción balsera en su territorio comunitario, para lo cual sus voceros dieron a conocer las resoluciones a través de comunicados escritos y firmados por las autoridades. También se difundieron a través de las plataformas audiovisuales de nuestro equipo comunicacional, que fue invitado para documentar este y posteriores eventos para así visibilizarlo ante la opinión pública nacional e internacional.

“Se declara la prohibición de la extracción de la balsa en todo el territorio de la nacionalidad achuar del Ecuador para precautelar el futuro de nuestras generaciones. La selva es nuestra fuente de vida y es nuestro deber protegerla no dando paso a una tala excesiva y al extractivismo que solo ha dejado problemas y amenazas en la Amazonía”, sentenció el máximo represente achuar.

El ecosistema en el bajo Pastaza es tan inmensamente rico como frágil, y la agresión que está suponiendo la fiebre de la balsa puede acabar con el equilibrio que conserva desde hace miles de años. La prohibición de la extracción es un paso decisivo en la conservación del territorio y es fundamental que las autoridades respeten la soberanía indígena y colaboren con todos los medios a su alcance en detener esta fiebre que puede ser aún más letal que la propia pandemia.

Andrés Tapia, Bryan Garcés y Lenin Montahuano forman parte del equipo de comunicación de la Confeniae – Lanceros Digitales.

Esta historia es parte de la serie ‘Destellos del Amazonas’, producida en la Amazonía por democraciaAbierta. En Ecuador participó el equipo de CONFENIAE junto a periodistas indígenas de Lanceros Digitales. La serie está apoyada por el Rainforest Jounalism Fund del Pulitzer Center. Agradecemos los testimonios y material gráfico aportados por miembros de las comunidades retratadas en esta historia, quienes permanecen aislados por causa de la covid-19.

Puedes seguir a PLANETA FUTURO en TwitterFacebook e Instagram, y suscribirte aquí a nuestra ‘newsletter’.

Tomado de: https://elpais.com/planeta-futuro/2021-02-12/fiebre-madera-de-balsa-y-pandemia-en-territorio-achuar.html