En el documento, los geógrafos se declaran “consternados” por la acelerada deforestación de los alrededor de 7 millones de kilómetros cuadrados de bosque amazónico, con más de 70.000 fuegos en Brasil en los últimos tiempos, debido a sus consecuencias directas e indirectas sobre los ecosistemas, geosistemas, suelos, ciclo hidrológico, poblaciones asentadas e infraestructuras.
Así se incluye en un manifiesto promovido por los grupos de trabajo de América Latina y Geografía Física de la AGE titulado «No más agresiones ambientales en la Amazonía», facilitado a EFE por el presidente nacional de esta entidad, el catedrático de la Universidad de Alicante Jorge Olcina.
En el documento, los geógrafos se declaran «consternados» por la acelerada deforestación de los alrededor de 7 millones de kilómetros cuadrados de bosque amazónico, con más de 70.000 fuegos en Brasil en los últimos tiempos, debido a sus consecuencias directas e indirectas sobre los ecosistemas, geosistemas, suelos, ciclo hidrológico, poblaciones asentadas e infraestructuras.
Y especialmente «por las repercusiones globales a nivel ambiental» que dichos incendios en la selva amazónica de Brasil, Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia y las Guayanas «están teniendo sobre el planeta».
Para revertir esta «dolorosa» situación que ven ya de «difícil retorno», la AGE ha propuesto, además de que la UE no cumpla el punto del tratado con Mercosur sobre los recursos naturales derivados de la Amazonía (en fase de ratificación por los estados), que se promueva una declaración de mega-reservas internacionales en la zona y que Naciones Unidas juegue un papel destacado en este proceso.
Han demandado incentivos financieros contemplados en el Convenio de Cambio Climático para promover la reducción de gases de efecto invernadero, incorporar a la gestión de la conservación de la Amazonía los principios de sostenibilidad y adaptación de los sistemas boscosos y de los recursos hídricos tradicionales, así como controlar, de modo exhaustivo, las demandas de tierras públicas no reclamadas para frenar «la agricultura de frontera».
Del mismo modo, la AGE ha defendido limitar las plantaciones monoespecíficas tras la deforestación de bosques primarios y también evitar la transformación de parcelas de potreros sabanizados de menos de 5 años y la fragmentación selectiva de los bosques.
En el manifiesto, lamentan especialmente como paradigmático el caso de Brasil, con más del 63 por ciento de la Amazonía geográfica, donde, según la AGE, «hasta los años 60 y 70 del pasado siglo, cuando comienzan las denuncias internacionales, existía una deforestación ‘aceptable’ producida por los sistemas agro-ganaderos permanentes o semipermanentes, afectando principalmente a las áreas bioclimáticas con estación seca».
Sin embargo, el periodo de la década de 1970 y 1990 se extendió el extractivismo agrícola y minero, así como las grandes plantaciones de monocultivos, con fuerte impacto de los fuegos amazónicos en las zonas limítrofes de Rondonia, Mato Grosso y Pará.
A partir de este momento, la situación ha sido una «pesadilla» en un proceso acelerado desde 2013 y 2014 con, por ejemplo, la sustitución de bosques por pastos en Mato Grosso y por, fundamentalmente, soja en Pará, donde se desforestó más de 1 millón de hectáreas.
Tomado de: https://elpitazo.net/internacional/piden-a-la-ue-no-bajar-los-aranceles-a-los-recursos-naturales-del-amazonas/