Una intensa temporada de huracanes en el Atlántico podría implicar más incendios en la Amazonía

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Publicado en: National Geographic

Por: Madeleine Stone

17 de julio de 2020

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Los investigadores señalan que la temporada de incendios 2020 en la selva amazónica podría ser mucho peor que la de 2019, en parte, por las mismas condiciones que están provocando una activa temporada de huracanes en el norte.

En agosto del año pasado, un aluvión de incendios provocados por seres humanos en la Amazonía llenaron de nubes de humo a la ciudad brasileña de San Pablo, convirtiendo el día en noche y provocando la indignación internacional. Pero, a pesar de que esos incendios fueron inusuales y alarmantes, la situación podría haber sido mucho peor si la Amazonía hubiese estado en sequía.

Lamentablemente, lo que se está pronosticando este año para la Amazonía en el sur son condiciones más secas de lo normal gracias, parcialmente, a una acumulación de calor inusual en la zona tropical al norte del Atlántico a miles de kilómetros de distancia.

Ese calor oceánico también ha logrado que la temporada de huracanes del Atlántico tenga un inicio rápido y récord, un presagio de lo que se prevé será una temporada inusualmente intensa. Algunas investigaciones sugieren una relación causal entre los huracanes y los años de incendios perjudiciales en la Amazonía— aunque esto requiere mayor debate.

“Lo que creo sucede es que el océano está provocando ambas condiciones”, menciona Chris Landsea, meteorólogo de investigación del Centro Nacional de Huracanes de la Administración Nacional de Asuntos Oceanográficos y Atmosféricos de Estados Unidos. “Está provocando los años activos de huracanes en el Atlántico y, al mismo tiempo, incendios en la Amazonía”.

Una tormenta de fuego perfecta

Doug Morton, geocientífico de la NASA que cocreó un pronóstico de incendios estacional para la Amazonía, indica que, este año, la selva se enfrenta a la “tormenta perfecta” de condiciones para los incendios. Estas incluyen un crecimiento en la deforestación— impulsor fundamental de los incendios en la Amazonía— y patrones más amplios en los océanos y la atmósfera que podrían ocasionar sequías.

Durante los primeros seis meses de 2020, un aproximado de 3066 kilómetros cuadrados de bosque fue deforestado— un aumento del 25 por ciento comparado con la primera mitad de 2019. Jos Barlow, científico de conservación de la Universidad Lancaster, señala que, si el ritmo de deforestación acelerado continúa, casi 15.540 kilómetros cuadrados de bosque podrían ser talados para fin de año dado que la temporada de tala intensa recién está comenzando ahora. Eso implicaría la tasa de deforestación más alta desde 2005.

Los terratenientes de la Amazonía normalmente prenden los fuegos a fin de despejar la tierra para la ganadería y la agricultura, aunque también hay personas que provocan incendios en tierras públicas para pedir nuevas tierras. “Me temo que todo señala que este va a ser otro año muy malo en lo que a deforestación respecta”, escribe en un correo electrónico Barlow. “Y, a diferencia de 2019, es probable que estos fuegos para despejar tierras que arden en bosques talados se vean agravados por un clima más seco de lo habitual”, lo que implica que podrían crecer más rápido, volverse difíciles de controlar y hasta escaparse a partes de la selva vírgenes.

De hecho, los pronósticos estacionales indican que grandes franjas de la Amazonía podrían entrar en sequía a medida que progresa la estación seca, que comienza en junio y llega hasta noviembre. Esto se debe, parcialmente, a las temperaturas de los océanos en el norte, que son fundamentales para la base del pronóstico de incendios de Morton.

Según Yang Chen, geocientífico de la Universidad de California, Irvine, quien desarrolló el pronóstico con Morton, las temperaturas en la zona tropical al norte del Atlántico se encuentran “muy por encima de la media” actualmente. Cuando esa parte del océano es especialmente cálida, desencadena una corriente hacia el norte en la Zona de Convergencia Intertropical, un cinturón de aire de baja presión que distribuye tormentas intensas que provocan lluvias en los trópicos. Si este cinturón de lluvias cambia más hacia el norte antes de la temporada seca de la Amazonía en el sur, la temporada seca comenzará antes y será más seca de lo habitual.

“En años anteriores, con la zona tropical del norte del Atlántico cálida— en 2005 y 2010— las sequías fueron récord en toda la Amazonía”, explica Morton. “Y con las sequías vinieron los incendios”.

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En Porto Velho, capital de un estado brasileño devastado por incendios recientes, los residentes están inquietos y están enfermando por el humo generalizado. Un himno describe el cielo de la ciudad como siempre azul, pero ahora está siendo teñido por el gris del humo.

¿Una relación directa con los huracanes?

Las aguas cálidas de la zona tropical al norte del Atlántico también desencadenan huracanes, que envían humedad al oeste y luego al norte, en vez de al sur, mediante vientos dominantes. De hecho, la investigación que Morton y Chen publicaron en 2015 muestra que las temporadas activas de huracanes en el Atlántico y las temporadas de graves incendios en la Amazonía van de la mano. A pesar de que ambos fenómenos se correlacionan con el calor en la zona tropical del norte del Atlántico, se correlación con más fuerza entre sí.

Morton cree que esto muestra una relación causal entre los dos fenómenos. Y agrega que, cuando se forman las tormentas y los huracanes, “toman la humedad que, de otra manera, desembocaría en el continente sudamericano… y la impulsan hacia la costa del Golfo y la Costa este de Estados Unidos. Esencialmente, le está quitando la humedad a la Amazonía”.

Chen no está muy convencido de que los huracanes del Atlántico provoquen sequía en la Amazonía de forma directa, aunque está de acuerdo en que ambos fenómenos “comparten la misma razón”, concretamente, el excesivo calor en la zona tropical en el norte del Atlántico y su efecto en los patrones del clima.

Landsea, del Centro Nacional de Huracanes, tampoco está convencido de que exista una relación causal entre la gran cantidad de huracanes en el Atlántico y la sequía en la Amazonía. Señala que los huracanes son “eventos muy pasajeros. Solo duran unos pocos días y representan solo un pequeño porcentaje de la lluvia en el Caribe”. Pero concuerda que “hay, sin duda, una asociación” entre ambos fenómenos.

En cualquier caso, la temporada de huracanes 2020 debería servir como señal de alerta para la Amazonía: ya ha habido seis tormentas tropicales en el Atlántico que han obtenido nombre, un récord para esta altura de la temporada, que apenas comenzó el 1 de junio. Y se espera que la actividad de los huracanes aumente a medida que el verano pase y el calor se desarrolle en la zona tropical del Atlántico.

“Anticipamos que va a ser muy intensa”, señala Landsea.

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