La República
13 de julio de 2021
Grandes bancos de talla internacional que financian la industria petrolera en la Amazonía están muy expuestos al riesgo de alimentar actos de corrupción, vulnerar derechos humanos y generar daños ambientales, pese a que sus compromisos adquiridos sostienen lo contrario, denunciaron Stand.earth y Amazon Watch a través de un reciente informe.
El informe titulado “Financiando la Destrucción de la Amazonía” da seguimiento a la investigación realizada en agosto de 2020, la cual revela que los bancos europeos financian la comercialización de petróleo proveniente de las cabeceras de las cuencas hídricas de la Amazonía ecuatoriana y peruana.
“El informe evidencia que su financiamiento está vinculado a escándalos de corrupción, a violaciones de los derechos humanos y a graves daños ambientales. También se los señala como responsables del caos climático, por su relación con empresas que comercializan gas y petróleo en la región, incumpliendo sus propias políticas”, menciona el documento.
El informe evaluó las políticas de RAS (gestión de riesgos) versus su financiamiento e inversión en la Amazonía (exposición al riesgo), otorgando a cada banco puntajes positivos y negativos, los cuales combinados dan como resultado una calificación de riesgo general que evidencia cómo las inversiones y el financiamiento de los bancos contribuye con la destrucción de la Amazonía.
Rabobank, ABN Amro, e ING se ubican en la categoría de riesgo “moderado”; BNP Paribas, Credit Suisse, UBS, Société Générale, y Crédit Agricole están en la categoría de “alto” riesgo; y Natixis, Citigroup, JP Morgan Chase, Goldman Sachs, Deutsche Bank, y HSBC están en la categoría de riesgo “muy alto”.
“Organizaciones indígenas y de la sociedad civil que promueven la protección de la selva tropical y la promoción de los derechos de los pueblos indígenas piden que se ponga fin al nuevo financiamiento al 2022, y el financiamiento en curso hasta 2025″.
Además, el informe identificó que muchos bancos carecen de medidas de exclusión para mitigar la deforestación derivada del sector petrolero y gasífero; así como la exclusión de zonas biodiversas reconocidas como áreas tradicionalmente protegidas o sitios declarados como Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco.
“La selva amazónica se está acercando a un punto de inflexión debido a la degradación masiva de este ecosistema. Los científicos definen el punto de no retorno como el momento en el que se produce una deforestación de magnitud tal que la Amazonía ya no pueda sostenerse, lo que provocará la muerte regresiva de toda la selva tropical”, condenaron las organizaciones.