EFE
1 de octubre
Fernando Gimeno
Para proteger unas 35 millones de hectáreas de selva amazónica, una superficie equivalente a casi toda la extensión de Alemania, las principales organizaciones indígenas de Ecuador y Perú lanzaron este jueves su propio plan de desarrollo alternativo que contempla dejar bajo el suelo el petróleo y el gas.
Este espacio, denominado por los nativos como Cuencas Sagradas, comprende una amplia red hídrica nacida en los glaciares de los Andes de Ecuador y Perú que desciende para formar innumerables ríos que alimentan al Amazonas, albergan los ecosistemas más biodiversos del mundo y regulan el clima de todo el planeta.
Así lo señala el «Plan Biorregional de Cuencas Sagradas 2030», una inédita y transversal propuesta dirigida hacia los Gobiernos cuya premisa es garantizar el desarrollo de esta enorme área habitada por más de 600.000 personas sin actividades que degraden ni contaminen el medioambiente.
La principal propuesta es la creación de un «Fondo para las Cuencas Sagradas» que administrarían conjuntamente las organizaciones indígenas, la sociedad civil, los Gobiernos y el sector privado, dirigido a asegurar la salud y el bienestar de los pueblos y ecosistemas amazónicos.
También proponen un acuerdo multilateral para dejar los combustibles fósiles bajo tierra y declarar esta área de 35 millones de hectáreas intangible para las actividades extractivas de hidrocarburos y minería.
TERRITORIOS INDÍGENAS «DESPROTEGIDOS»
Si bien el 22,2 % de este territorio ya son áreas naturales protegidas por las autoridades ambientales de Ecuador y Perú, hay aún 20,5 millones de hectáreas sin resguardar, claves para mantener esa conectividad del sistema entre los Andes y la Amazonía.
Entre ellas hay más de 9 millones de hectáreas reclamadas en Perú por las comunidades indígenas, inmersas en farragosos y tediosos procesos administrativos o legales para obtener su reconocimiento.
Asimismo, demandan una promoción de las energías renovables para los centros urbanos y el transporte, así como planes de desarrollo con empoderamiento de la mujer basados en la economía del bosque, como la venta de frutos que se usan en la industria de los cosméticos.
La propuesta está impulsada por las principales federaciones de indígenas amazónicos de ambos países, tanto la Asociación Interétnica para el Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep) como la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana (Confenaie).
También cuenta con el apoyo de la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA) y de fuertes organizaciones de distintos pueblos que habitan las «Cuencas Sagradas», como el Gobierno Territorial Autónomo de la Nación Wampís (GTANW) y los achuar, etnia que habita entre la frontera de ambos países.
SOLUCIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO
Para las organizaciones indígenas, este iniciativa es fundamental para combatir el calentamiento global, especialmente si se tiene en cuenta que la deforestación y la degradación de bosques son la principal causa de la emisión de gases de efecto invernadero en Ecuador y Perú.
Durante el acto de presentación del plan en el Lugar de la Memoria (LUM) de Lima, en Perú, el presidente de la Aidesep, Jorge Vargas, del pueblo huitoto, aseguró que la propuesta «no es más que la consolidación de las aspiraciones de nuestros antepasados, que aspiraban a que se proteja el bosque, porque es sagrado».
«Hay que recuperar el principio de cuidar la naturaleza para el bienestar duradero y prolongado de todos nosotros. Estos bosques están altamente amenazados por actividades petroleras, tala ilegal y minería ilegal, diezmando la calidad de vida y comprometiendo la seguridad alimentaria del mundo entero», apuntó.
Por su parte, el presidente de la Confenaie, Marlon Vargas, del pueblo achuar, afirmó que su organización se sentará a «negociar» con el Gobierno ecuatoriano.
«Los territorios de las nacionalidades indígenas son los mejor cuidados pero, sin embargo, están amenazados. Podemos perderlo todo menos nuestros bosques. Nuestros territorios no son vagos porque la selva amazónica da oxígeno puro. Es nuestro templo, mercado y farmacia. La esperanza está en la selva», concluyó.
Al acto también asistió el ministro de Economía y Finanzas de Perú, Pedro Francke, quien recibió el documento y consideró que el plan responde a «a una gran problemática, pero también a una gran oportunidad, porque la Amazonía puede reducir el cambio climático, preservar la biodiversidad y desarrollar las culturas indígenas.
Fernando Gimeno