La pandemia de la covid-19 fue el pretexto que encontraron las empresas extractivas para continuar explotando los territorios indígenas con más intensidad, mientras todo el mundo está mirando hacia otra parte.
En la Amazonía ecuatoriana, por ejemplo, se disparó la tala indiscriminada de la madera de balsa, ejerciendo una gran presión sobre la cuenca media y baja del río Pastaza, en el territorio de la nacionalidad achuar, así como el de otras como la kichwa, shuar y waorani; una presión que pone en evidencia hasta qué punto los impactos derivados del extractivismo en la región amazónica están siendo desastrosos estos días.
Además, en medio de una emergencia sanitaria, las afectaciones sobre la población local son aún mayores. En la Amazonía del Ecuador la fiebre de la balsa, con la llegada de cientos de madereros para tala masiva de esta preciada madera amazónica, se convirtió en el fatal foco de contagio del coronavirus en las comunidades indígenas amazónicas.