La Amazonia es clave en la lucha contra el cambio climático: almacena alrededor de 130 mil millones de toneladas de carbono, casi el valor de una década de emisiones globales de dióxido de carbono
Deutsche Welle
1 de agosto, 2020
Unos 160 expertos de los países panamazónicos e internacionales han reunido su conocimiento al servicio del “pulmón del planeta” con el Panel Científico por la Amazonia, para tratar de preservarlo.
La magnitud de los incendios del año pasado en la Amazonia de Brasil y Bolivia propició que una treintena de expertos de los países panamazónicos (Brasil, Colombia, Bolivia, Ecuador, Perú, Venezuela, Guyana, Surinam y Guyana Francesa), se reunieran en septiembre para elaborar el “Marco Científico para Salvar la Amazonía”, que sirvió de insumo para el sínodo sobre la región que convocó el papa Francisco”, dijo a DW el científico colombiano Germán Poveda, integrante del comité de dirección científica del Panel Científico por la Amazonía, grupo que surgió a raíz de este encuentro y que se dio a conocer la semana pasada.
El Panel Científico por la Amazonía está elaborando una evaluación que será la revisión más exhaustiva del estado del “pulmón del planeta”. El reporte está divido en tres partes. “En la primera vamos a explicar cómo funciona la Amazonia: su geología, su biodiversidad”, dijo a DW Andrea Encalada, de la Universidad de San Francisco, en Ecuador, y copresidenta del panel. “La segunda es de los efectos que tenemos los seres humanos sobre este ecosistema”, agregó.
La última parte incluye soluciones. Así, “el reporte pretende ayudar a generar la toma de decisiones basadas en información técnica y científica oportuna y actualizada”, apuntó el boliviano Daniel Larrea, coordinador del grupo Gentes de la Amazonía, en conversación con DW.
Una visión amplia y diversa de la Amazonia en declive
Compuesto por 160 expertos en ciencias naturales y humanas, y con balance de género, “muchos de los capítulos contarán con participación de líderes de la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca del Amazonas”, agregó Larrea. “Sus percepciones son clave para entender los procesos socioambientales que ocurren en la Amazonia y encontrar soluciones consensuadas para el futuro de la región”, aseguró.
Aunque la evaluación se publicará en marzo de 2021, “vamos a tener una primera versión la segunda semana de septiembre”, avanzó la copresidenta. No obstante, los entrevistados coinciden en que la situación actual es crítica. “Ya se ha se desforestado más de 17% de su bosque natural y los estudios indican que si se pasa de una deforestación de 25%, la Amazonia se podría convertir en una sabana”, alertó Poveda.
Una realidad que ya acecha en la parte sur, desde Bolivia hasta el océano Atlántico, donde “la duración de la estación seca ya ha aumentado de tres a cuatro semanas en áreas fuertemente deforestadas y es alrededor de tres grados más cálida durante esta estación seca”, explicó a DW el brasileño Carlos Nobre, copresidente del panel. Además “el bosque también está perdiendo lentamente su capacidad de eliminar el dióxido de carbono de la atmósfera”, agregó.
Los expertos alertan que si se alcanza el fatídico porcentaje, será un punto de no retorno que “perturbaría no solo el clima de Sudamérica, si no del planeta”, alertó Poveda. “Por eso hay que detener la deforestación ya”, reclamó, reconociendo la dificultad que ello implica por los “grandes intereses económicos involucrados”.
Detener la deforestación
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, anunció días atrás la prohibición de usar fuego durante la estación seca en el sur y este de la Amazonia. “Es necesario verificar la efectividad de estas medidas”, consideró Nobre, agregando que “la ciencia moderna ya ha demostrado que no es necesario usar fuego para una agricultura eficiente”.
No obstante, “los llanos de Moxos y la Chiquitania son las zonas en la Amazonia boliviana que experimentan fuegos todos los años. Es una mezcla entre el fuego como un elemento natural que forma parte de la ecología de estos ecosistemas, junto con su uso mal planificado que ha provocado incendios forestales en gran magnitud”, lamentó Larrea.
Por ello, Encalada abogó por “moratorias de deforestación”. Además de esta acción, los científicos también reclaman acabar con los cambios de uso de tierra. “El principal producto de la Amazonia exportado a Europa es soja, utilizada como alimento para animales”, recordó Nobre. No obstante, “el 76% de la carne producida en la Amazonia brasileña se consume en Brasil. Así, el consumo responsable de brasileños, europeos, chinos sería uno de los frenos más importantes a la destrucción de la selva amazónica”.
Bioeconomía para conseguir vivir en armonía
“No queremos quedarnos solo en la parte de la denuncia, sino que queremos proponer un paradigma de desarrollo nuevo basado en la bioeconomía”, subrayó Poveda. Por ello, los científicos lanzarán una serie de propuestas en la parte final de la evaluación “que se puedan aplicar a nivel de gobierno, que tengan una incidencia política”, recalcó Encalada.
“La bioeconomía ha sido propuesta como una alternativa para la diversificación productiva y el agregado de valor al aprovechamiento de productos del bosque, productos agrícolas, incluso la agroindustria”, recordó Larrea, apuntando algunas experiencias en su país, como la recolección de castaña y la cosecha de asaí de varias comunidades campesinas e indígenas que habitan la Amazonia boliviana.
Nuevos medicamentos, cosméticos, edulcorantes y productos de la bioingeniería son algunas de las “joyas” que ofrece la riqueza del capital natural de los países amazónicos y que se presentan como la tabla de salvación para su preservación.