Nemonte Nenquimo, lideresa waorani, dice que su pueblo ha tenido que enfrentar la pandemia solo, sin ayuda del gobierno del Ecuador. Nenquimo, una mujer de 35 años, de ojos profundos, dice que a finales de junio de 2020, mientras ayudaba a varias comunidades waorani a combatir el Covid-19 en sus territorios, al norte de la Amazonía ecuatoriana, utilizó medicina natural como vaporizaciones e infusiones de plantas medicinales de la selva. La ausencia del Estado los ha obligado a recurrir a sus saberes ancestrales —aunque no existe evidencia de que sirvan como tratamiento para el Covid-19.
Frente a esta necesidad, la automedicación irrumpe peligrosamente a través de medicinas contemporáneas como el paracetamol, el diclofenaco y la amoxicilina. El primero de estos medicamentos ha sido adquirido por algunas federaciones para distribuirlo entre las comunidades de la Amazonía y los otros han circulado como parte de recetas para combatir el virus. El doctor Rodrigo Henríquez explica que estas medicinas podrían interferir o complicar la enfermedad, sobre todo si no se consume en las cantidades adecuadas. Pero las comunidades no tienen fácil acceso a un médico que pueda guiarlos en el proceso de recuperación en caso de estar contagiados con Covid-19.