“Necesitamos un acuerdo de paz con la Amazonía”: Germán Poveda

Compartilhar

Ӿ

El Espectador

24 de noviembre de 2020

 

La vida de los seres humanos no sería la misma sin la Amazonía. Esta región, según WWF, retiene entre 90 y 140 mil millones de toneladas métricas de carbono, lo que quiere decir que guarda cerca del 10% de la reserva global de carbono — al ser liberadas, estas toneladas de carbono acelerarían el cambio climático—. La Amazonía, además, cuenta con 1,000,000 km2 de ecosistemas de agua dulce, lo que significa que alberga entre el 17% y el 20% del agua dulce mundial.

Los servicios que la humanidad recibe de la Amazonía van más allá del paisaje. Por ejemplo, diferentes científicos señalan que menos del 1% de las especies de plantas amazónicas han sido estudiadas para descubrir su potencial medicinal. Y por otro lado, la Amazonía alberga más de 600.000 millones de árboles, y es gracias a estos que se crean impresionantes “ríos voladores” o grandes flujos aéreos de agua en forma de vapor que causan lluvias a más de 3.000 kilómetros de distancia.

En la tercera lección de la segunda cátedra Nuestro Futuro, Germán Poveda —ingeniero civil, doctor en Ingeniería y profesor de la Universidad Nacional de Colombia —, Alejandro Gaviria, rector actual de la Universidad de los Andes y Germán Andrade, investigador senior del Centro ODS, hablaron sobre los servicios de la naturaleza y el aporte de la Amazonía a la humanidad. La lección llevó el nombre Los servicios de la naturaleza: ¿Cuál es el aporte de la Amazonía?

De acuerdo con el rector de la Universidad de los Andes, durante el segundo ciclo de la cátedra abierta Nuestro Futuro han quedado en evidencia dos visiones éticas sobre la naturaleza: una que es instrumental y que está basada en suplir las necesidades de bienestar humano a través de los recursos naturales, y otra que le otorga a la naturaleza un valor intrínseco e integral que tiene en cuenta a todas las especies. Por eso, señaló que el conocimiento del profesor Germán Poveda sobre los beneficios de la Amazonía es importante para plantear nuevos debates sobre la protección de los ecosistemas.

En su intervención, Poveda resumió algunas de las recomendaciones de la Misión de Sabios en 2019 (en la cual él participó). De acuerdo con la Misión, Colombia debe cambiar su modelo actual de desarrollo, el cual depende de la explotación de recursos naturales no renovables y productos agrícolas primarios y transitar hacia la bioeconomía. Esto es posible, dijo Poveda, teniendo en cuenta nuestra extraordinaria biodiversidad y los servicios de valor agregado que nos permitirían conservar recursos como el agua y los bosques.

Uno de los grandes problemas a los que se enfrenta la Amazonía es la deforestación. Con este fenómeno, según el expositor, se generan pandemias, disrupción de los ciclos hidrológicos, desertización, pérdida de suelos, erosión, aumento de la temperatura, contribución al calentamiento global, pérdida de biodiversidad y una pérdida de enfriamiento evaporativo. La deforestación, valga la pena señalar, es causada por una distorsión económica que no tiene en cuenta lo que algunos economistas llaman el producto ecosistémico bruto, un indicador que tiene en cuenta la contribución de la naturaleza a la economía.

En los últimos años la Amazonía ha sufrido un aumento en la deforestación. Con la llegada de Jair Bolsonaro al poder, explicó Poveda, diferentes grupos económicos han tenido licencia para intervenir la selva sin mayor control estatal. Y en el caso de Colombia, fenómenos como la minería ilegal y el acaparamiento de tierras han empeorado la situación. Según Poveda, partiendo de los informes de Global Forest Watch, la deforestación ha aumentado en el transcurso de 2020 no solo en el Amazonas, sino en departamentos como Putumayo, Antioquia, Caquetá, entre otros.

De acuerdo con Poveda, el 20% de las emisiones de gases a la atmósfera se genera por la deforestación y el 80% por la quema de combustibles fósiles, lo cual tiene una repercusión irreversible en el calentamiento global. Adicionalmente, no puede perderse de vista que el bosque amazónico permite el transporte de agua por los vientos desde el norte de Suramérica hasta Argentina. La deforestación, entonces, amenaza el suministro de agua en ciudades como Buenos Aires y Sao Paulo.

En la Amazonía se presenta un fenómeno vital para la población y es el de los ríos voladores; un circuito de transporte de humedad que permite que llegue agua a ciudades como Lima, Quito y Bogotá. Estos ríos aéreos, los cuales conectan el océano atlántico con el pacífico, pueden colapsar por la deforestación. Además, dijo Poveda, la deforestación de la Amazonía amenaza el suministro de agua para los glaciares andinos, los cuales ya están desapareciendo como consecuencia del cambio climático. Es importante recordar, además, que el 50% de la lluvia amazónica se origina por la evapotranspiración del bosque, es decir, es una lluvia reciclada.

El bosque, dijo Poveda, es una “bomba biótica de humedad atmosférica”. Esto quiere decir que la humedad que evapora el bosque se condensa y desaparece de la fase gaseosa de la atmósfera, disminuyendo la presión atmosférica superficial con respecto al océano, lo cual hace que el bosque succione aire húmedo desde el océano. Adicionalmente, señaló Poveda, al ser el centro de la circulación de humedad en la atmósfera los bosques inciden en la calidad del aire. Para terminar, el expositor señaló que pandemias como la del Covid-19, la cual proviene de una especie animal, están directamente relacionadas con la deforestación y probablemente aumentarán en el futuro.

El futuro está en juego

Es difícil encontrar optimismo cuando se niega la evidencia científica. Así comenzó su intervención el profesor Germán Andrade, quien considera que las metas de protección ambiental no han sido integrales y mientras tanto vemos cómo el 17% de la Amazonía ya está deforestada. La distancia entre la ciencia y las respuestas políticas, pareciera que es demasiado grande y por eso cada vez se ve más amenazada la seguridad ecológica y climática.

Posteriormente, Alejandro Gaviria señaló que se pueden encontrar ciertos “resquicios de posibilismo”; espacios desde donde se puede emprender esa labor compleja de transformar la realidad y preservar la vida de este planeta. No obstante, es cierto que la deforestación está ligada con un contexto social en el que el bienestar se traduce en una intervención agresiva con la naturaleza y este concepto debe revaluarse.

Por su parte, Germán Poveda arrojó algunas ideas para detener la deforestación. Primero, debe abandonarse “la mala ciencia económica que premia la deforestación por sus beneficios a corto plazo y desconoce el valor de los servicios ambientales y ecosistémicos y de los sistemas de soporte de vida”. Por eso mismo, agregó, la Misión de Sabios recomendó transitar hacia una economía consciente del valor de los ecosistemas. “Debemos firmar un acuerdo de paz por la naturaleza, pues como dice Harari: nos hemos convertido en un asesino ambiental en serie”.

En segundo lugar, es importante impulsar la bioeconomía, teniendo en cuenta, por ejemplo, productos no maderables de bosque, alimentos, medicinas, compuestos, resinas, entre otros. A manera de ejemplo, el profesor mostró el caso de la fabricación de estructuras fotónicas simulando las alas de la mariposa Morpho. Es importante, además, recomponer nuestra relación con la naturaleza y no hablar tanto de recursos naturales sino de soportes de vida. En esta tarea el rol del sector privado también es indispensable.

Tomado de: https://www.elespectador.com/noticias/medio-ambiente/necesitamos-un-acuerdo-de-paz-con-la-amazonia-german-poveda/