El Universo
Ecuador
Ecología
20 de julio, 2020
Al menos en cinco países latinoamericanos, incluido Ecuador, los proyectos viales previstos a ejecutarse en los próximos cinco años, provocarían la pérdida de al menos 2.4 millones de hectáreas de selva nativa en 20 años. Es un área que corresponde al tamaño de Belice, según determinó un estudio.
Se trata de 75 proyectos viales que, en total, se extienden por unos 12 000 kilómetros. “Enfocándose en algunos de los proyectos más grandes y controvertidos planificados en cinco países de la cuenca del Amazonas (Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú), los investigadores hallaron que el área promedio de deforestación provocada por cada proyecto es de 33 000 hectáreas (81 500 acres): cien veces el tamaño del Central Park de la ciudad de Nueva York”, se indicó en Mongabay Latam.
Con la investigación se halló que, en los casos donde hay estudios de viabilidad técnica para los proyectos, la mayoría de ellos ignora la repercusión social y medioambiental. Además, hay pocos datos que justifiquen las decisiones relacionadas con los proyectos.
Alfonso Malky Harb, coautor del estudio y director técnico de América Latina de Conservation Strategy Fund, afirmó que muchos de los proyectos constituyen promesas de campaña. Sin embargo, la percepción general de que las vías nuevas equivalen a desarrollo no es correcta, expresó.
“Muchos proyectos de calzadas (vías) en la Amazonía generan desastres medioambientales, sociales y económicos. La corrupción es otro factor. La historia de la región deja en claro que los altos volúmenes de recursos pueden ser un señuelo para la corrupción”, dijo Malky. Al menos el 20 % de los proyectos excede el presupuesto.
Asimismo, hay una constante falta de evaluación del efecto real que producirán estos proyectos, según la coautora Ane Alencar, directora científica del Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonía (IPAM).
“Cuando pavimentas un camino que atraviesa una selva en una región con problemas de documentación del terreno solo para disminuir los costos del transporte de un producto como la soya, por ejemplo, no estás pensando en el efecto total que generará con la especulación de terrenos, deforestación, conflictos y migración. No se están sumando todos estos costos”, dijo.
La presencia de carreteras suele incrementar el precio del terreno en las áreas afectadas tanto directa como indirectamente, lo que también constituye un factor para la deforestación. Si se mantiene el ritmo actual de expansión de agricultura y cría de ganado en la Amazonía, el 40 % de su selva tropical habrá desaparecido para 2050.
Alencar dijo que los proyectos concebidos para beneficiar a un solo sector terminan desconectando y causando daños a otros sectores. Expresó que la solución sería llevar a cabo un análisis de la relación costo-beneficio teniendo en cuenta factores como los efectos indirectos sobre las comunidades locales. Esto abarca el costo de regularizar el territorio y la propiedad de las tierras para evitar el robo de tierras públicas y los conflictos.
Otro de los defectos de la manera en que se planifica el área de dichos proyectos es la falta de estudios de viabilidad bien hechos, realizados por un equipo técnico de calidad con la capacidad y los recursos para obtener datos, dijo Thaís Vilela, una de los principales autoras del estudio. Expresó que considera que, si bien las naciones como Brasil están progresando en lo que se refiere al suministro de los recursos necesarios, la situación todavía dista mucho de la ideal. “Todavía necesitamos el apoyo de los niveles superiores de los servicios públicos. La cuestión medioambiental en particular no siempre es una prioridad política”, comentó.
“Las comunidades en sí mismas no tienen la facultad para garantizar que se respeten sus derechos si la sociedad y sus instituciones no las apoyan”, expresó Vilela. Como mínimo, tres de las vías estudiadas atraviesan territorios indígenas que conforman el hogar de pueblos aislados en Ecuador y Colombia.
El rol de quienes financian estos proyectos resulta fundamental. Aparte de la inversión pública, las asociaciones del sector público y privado son frecuentes y muchos proyectos son financiados por países como China y por bancos de desarrollo nacional, como el BNDES (Banco Nacional de Desenvolvimento Económico y Social de Brasil), así como por bancos transnacionales. (I)